Bizcochitos del bosque para caminatas de otoño
No son las magdalenas de Proust, porque su sabor no se parece a nada que hayáis comido antes. Hacedlas la víspera de una excursión al monte y esperad a probarlas después de una buena subida, en mitad del claro de oro de un bosque este otoño.
Ya hablamos de las maravillosas propiedades de la chirivía en mi entrada anterior, donde os proponía revisitar nuestra tradicional tortilla española sustituyendo la patata por esta hortaliza blanca olvidada: vitaminas, minerales y un bajísimo índice glicémico que la hacen ideal como hidrato de carbono para recobrar energías.
En esta entrada os voy a presentar una receta original de Clea, una chef de cocina ecológica y vegetariana que me gusta mucho. Invito a los que sepan francés a visitar su precioso blog.
Ya os digo que no son las magdalenas de Proust, porque su sabor probablemente os resulte completamente nuevo. También su textura. La chirivía tiene un ligero dulzor que se presta muy bien a ciertas recetas de repostería. En este caso, Clea propone combinarla con canela y jengibre, especias que se utilizan en un bizcocho muy popular en Francia que suele hacerse en torno a Navidad, el «pain d’épices», o pan de especias.
Receta de bizcochitos del bosque
Ingredientes para unos 6 bizcochitos
- 130 g de chirivía (peso neto, una vez peladas)
- 1 limón
- 2 huevos
- 60 g de azúcar completo
- 50 g de almendras (preferiblemente sin cáscara)
- 50 g de nueces o avellanas
- 40 g de harina integral (trigo, espelta…)
- 2 cucharilla de levadura en polvo
- 1 cucharilla rasa de canela en polvo
- ½ cucharilla de jengibre en polvo
- 15 g de jengibre confitado (opcional)
Elaboración
- Precalentar el horno a 180 °C.
- Pelar la chirivía, pesarla y picarla muy fina.
- Limpiar el limón, exprimir la mitad y hacer un poco de ralladura (cantidad al gusto) con la cáscara. Mezclar el zumo y la ralladura con la chirivía picada (para evitar que se oxide).
- Trocear las almendras y las avellanas.
- Separar las claras de las yemas de los huevos. Batir las yemas con el azúcar hasta que la mezcla se esponje y cobre volumen.
- Incorporar la harina, los frutos secos troceados, las especias y la chirivía picada a las yemas con azúcar.
- Montar las claras de huevo a punto de nieve, salarlas ligeramente e incorporarlas progresivamente a la mezcla.
- Verter la mezcla en moldes para magdalenas.
- Hornear a 180 °C durante 20 minutos.
Variantes
Esta receta funciona muy bien con harinas sin gluten, como por ejemplo, la harina de arroz. A mí me gustan especialmente con una mezcla compuesta de 3/4 de harina de arroz integral (que hago yo misma en la termomix, 1’30» a velocidad 10) y 1/4 de harina de castaña, que refuerza el sabor dulce y la suavidad del bizcochito. Si no sois intolerantes o alérgicos pero queréis un resultado más digesto, podéis simplemente rebajar la cantidad de harina con gluten mezclándola con una sin gluten.
Es evidente que cuando utilizamos harinas sin gluten, las preparaciones reposteras suben menos y son algo más compactas. La chirivía compensa esto dándole una textura esponjosa y una gran untuosidad (aunque siguen siendo bizcochitos bastante densos).
En cuanto a los frutos secos (almendras y avellanas), podéis muy bien sustituirlos por nueces de cualquier tipo. La cocción al horno neutraliza la acción algo irritante sobre el intestino del ácido fítico, así que la receta no suele causar malestar a este respecto.
Otros sabores y formas
Quizás haya quien prefiera sustituir el jengibre por vainilla, por ejemplo, que le dará a la receta un sabor más suave, aunque quizás también menos original.
Por último, también se puede utilizar un molde clásico de bizcocho y verter toda la mezcla en él. En ese caso, el tiempo de horneado será de 45 minutos.
Espero que estos bizcochitos os acompañen en alguna de vuestras caminatas otoñales. Después, no tendréis más que volver a hacerlas cuando os entre añoranza del bosque.
