Dale la vuelta a la tortilla con chirivías
Las habréis visto al ir al nuevo supermercado cooperativo, porque están de temporada. Y ciertamente, la chirivía no podía casar mejor con el invierno. Encontraréis en esta entrada una receta sabrosa y un poco de información sobre sus propiedades.
Se trata de una hortaliza poco consumida en España o, cabría mejor decir, olvidada desde que la patata hizo irrupción en nuestras tierras y fue imponiéndose hasta desterrarla tanto de los huertos como de las cocinas.
Pero una de las ventajas de la alimentación ecológica es que nos permite recuperar valores perdidos y variar los placeres de nuestra mesa, lo cual a su vez tiene todo su sentido en el plano nutricional, pues ya sabemos: cuanto más variemos, mejor comemos.
Propiedades de la chirivía
Encontraréis mucha información en la web sobre la riqueza nutricional de la chirivía, así que no nos alargaremos mucho en ello. Recordemos sobre todo que se trata de un feculento interesante por su índice glucémico muy inferior al de la patata o el boniato, con los que puede competir en usos culinarios a todos los niveles.
La chirivía destaca sobre todo por su contenido en vitamina C y potasio, aunque también proporciona otras vitaminas (B, E y K) y minerales (magnesio, fósforo, calcio, selenio y zinc). Es diurética y resulta un excelente alimento para mantener sano el intestino, entre otras cosas por su contenido en fibra.

En cuanto a sus propiedades culinarias, su textura es algo más densa que la de la patata, e incluso que la del boniato, y su precioso color da mucho juego para hacer cremas blancas. El sabor es ligeramente dulce y anisado, lo cual la hace muy interesante para el paladar.
Usos en cocina
En general, la chirivía se pela del mismo modo que las zanahorias. Después suele cortarse en rodajas o en trozos más grandes y hervirse, freírse, hacerse al vapor o al horno.
Puede dar juego para sopas, cremas, tarrinas, platos salados e incluso dulces. Le van muy bien tanto las finas hierbas (tomillo, romero, eneldo…), como las especias para postres y bizcochos, y también la combinación con sabores acidulados o afrutados.
Encontraréis un montón de recetas divertidas con chirivía en internet, y os animo a buscarlas, pero para descubrirla, os propongo en primer lugar que revisitemos nuestra tradicional tortilla española con esta hortaliza singular.
Receta de tortilla de chirivía
Es tan simple, que ni siquiera hace falta que os indique los ingredientes.
Sencillamente sustituimos la patata por la chirivía en nuestra receta tradicional de tortilla española.

Para ello, como decíamos, pelaremos la chirivía, la cortaremos igual que haríamos con las patatas y la freiremos a fuego lento, hasta que esté tierna (unos 10 minutos). Después la mezclamos con el huevo, procedemos como si fuera una tortilla tradicional, y listo.
Trucos para mejorar la receta
Mejor con cebolla
Hay partidarios de la tortilla con cebolla y sin cebolla, y para gustos están los colores. Sin embargo, a la tortilla de chirivía le va mucho mejor la cebolla, pues aligera la textura final y ofrece un contraste de sabor interesante.
Ahorra aceite
Para ahorrar aceite, podemos utilizar para freír la chirivía la cantidad que pondríamos para un rehogado, es decir, lo justo para cubrir el fondo de la sartén. No hace falta pues que la chirivía quede sumergida por completo en el aceite (de hecho, las patatas fritas o para tortilla también pueden hacerse así). Con el fuego bajo y la sartén tapada, tanto la chirivía como la patata se cuecen en su propio vapor sin perder el rico sabor a fritura.
Con esta técnica no solo ahorramos dinero, sino que eliminamos el riesgo de que la tortilla nos quede demasiado aceitosa. Además, de este modo no sobra aceite al final, con lo que no tendremos que reutilizarlo recalentado para otras comidas (no es muy saludable). Esas cantidades de aceite para fritura terminan, además, generando un desecho que no es en absoluto ecológico, a menos que se tenga cerca una planta de reciclaje para biocombustible.
Si os animáis a hacer esta tortilla de chirivía, veréis que el aspecto final es el mismo que el de una tortilla tradicional. Así que no dudéis en guardar el secreto para sorprender a vuestros comensales hasta que le hinquen el diente.
Espero que os guste y prometo, en próximas entradas, otras dos recetas más con chirivía: una dulce y otra medicinal.
¡Buen provecho!